Sanidad

Implantación de un control de acceso eficaz en un hospital del SNS con un presupuesto muy ajustado

Los hospitales son lugares muy concurridos: además de los pacientes y el personal, también entran y salen grandes grupos de visitantes durante todo el día, y la actividad continúa las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Controlar el movimiento de personas dentro de los edificios hospitalarios para crear un entorno seguro representa un reto importante para los gestores de instalaciones y propiedades.

A menos que un hospital sea nuevo, lo más probable es que haya crecido orgánicamente a lo largo de los años. Los consorcios hospitalarios modifican y amplían sus edificios ad hoc, por lo que un hospital puede acabar siendo un complejo en expansión. Para el gestor de las instalaciones, es una tarea similar a la gestión de una finca del tamaño de un pequeño pueblo.

Los hospitales tienen muchas zonas peligrosas y vulnerables, que albergan equipos o materiales muy caros que pueden ser peligrosos en las manos equivocadas. El control de accesos actúa como una luz roja y disuade de la entrada no autorizada en zonas que deben mantenerse fuera del alcance del público. A menudo, los gestores de instalaciones y propiedades añaden una serie de soluciones de control de accesos para mantener seguras determinadas zonas. Pero, ¿cómo equilibrar la necesidad de control de accesos en un entorno tan complejo y con tantos factores determinantes, sin convertir el hospital en una cárcel? Además, ¿cómo conseguirlo con un presupuesto ajustado y unos recursos limitados, como ocurre tan a menudo en el NHS?

 

Determinar las zonas "de riesgo

Cuando se ponen en marcha nuevos hospitales, es probable que todos los elementos de control de accesos se instalen para que funcionen juntos de la forma más eficaz. En los hospitales que han crecido con el tiempo, el control de accesos suele añadirse posteriormente y, en algunos casos, puede resultar muy anticuado y costoso de mantener. Sean cuales sean las circunstancias, los gestores inmobiliarios deben considerar el control de accesos como parte del plan general de seguridad y llevar a cabo evaluaciones de riesgos con regularidad.

Las puertas principales de entrada y salida del perímetro exterior de los edificios tendrán acceso abierto durante el día. Una vez dentro de los edificios, habrá una mezcla de zonas de alto y bajo riesgo que necesitarán control de acceso. Los laboratorios de investigación y los quirófanos, por ejemplo, necesitarán restricciones más estrictas que el acceso a las salas de consulta genéricas, y las salas infantiles tendrán mayor prioridad que los armarios de limpieza o de ropa blanca. La amenaza continua de robos ha puesto mayor énfasis en la necesidad de asegurar el acceso a fármacos, medicamentos y productos químicos. Restringir el acceso a las zonas que contienen sistemas informáticos es importante para proteger la confidencialidad de los pacientes. El personal y los pacientes necesitan un lugar seguro para guardar sus efectos personales mientras trabajan o pernoctan.

Hay que tener en cuenta muchos aspectos diferentes, y parte de la función del responsable de instalaciones y bienes inmuebles consiste en evaluarlos todos y establecer las prioridades correspondientes. Para ello puede contar con la ayuda de un funcionario de control de edificios, que también puede asesorar sobre la normativa relativa a puertas cortafuegos y vías de evacuación. El coste suele ser el factor más importante en las áreas menos prioritarias y, por supuesto, lo que funciona en un área o en un hospital no tiene por qué funcionar en otros, ya que no hay dos hospitales iguales. Seleccionar una serie de soluciones de control de accesos y utilizarlas combinadas ayudará a conseguir el mejor resultado.

 

Diferentes opciones

Los sistemas de control de acceso disponibles en la actualidad abarcan desde tecnologías que pueden combinar tarjetas de identificación con sistemas de entrada, hasta las antiguas cerraduras y llaves. El uso de sistemas biométricos está cada vez más extendido cuando el acceso con identidad es esencial por razones de seguridad, como, por ejemplo, para entrar en un centro de investigación de alto nivel o en un laboratorio de patología. Estos sistemas utilizan el reconocimiento de huellas dactilares o del iris y son muy eficaces, pero suelen ser demasiado caros para utilizarlos en todas las áreas del hospital.

Antes de adquirir cualquier sistema o producto, el responsable de las instalaciones debe tener en cuenta el presupuesto disponible, el coste de los productos, las molestias que causará la instalación, la facilidad de uso y mantenimiento y, sobre todo, la eficacia del producto.

 

Control de acceso mediante tarjeta

Hay muchas opciones disponibles para el control de acceso electrónico basado en tarjetas. El acceso con tarjeta puede añadirse a una sola puerta o a varias, ya sea en la misma ubicación o en varios edificios. Los miembros del personal tienen que pasar la tarjeta por la puerta para acceder a una zona. Los kits para una sola puerta pueden adquirirse por tan sólo 400 euros, más el coste de instalación. Dependiendo del cableado, esto podría duplicar fácilmente el coste inicial de la compra.

Una de las ventajas del control de acceso mediante tarjeta es que también puede utilizarse para controlar el tiempo y la asistencia de los empleados. Para ello se necesita un software que permita gestionar el sistema a través de un PC. Si se suman los costes de los distintos componentes de la unidad de control, el lector de tarjetas, las tarjetas y el software, un sistema de varias puertas puede costar más de 600 libras por puerta. La instalación de un sistema multipuertas puede costar varios miles de euros, dependiendo de la complejidad del cableado, y sin duda causará algunos trastornos.

Las tarjetas de acceso también pueden servir para identificar al personal. Los sistemas de tarjetas de acceso requieren que alguien las gestione periódicamente. Es inevitable que algunas se pierdan o las roben, por lo que habrá que emitir nuevas tarjetas, lo que supondrá un coste. Las tarjetas pueden programarse para que sólo permitan el acceso a determinadas zonas a determinadas horas, por lo que el acceso puede ser selectivo y sensible al tiempo. Dependiendo del número de tarjetas emitidas y del número de puertas implicadas, el control de acceso basado en tarjetas puede requerir mucho tiempo de gestión. Como hay muy pocas piezas móviles que se desgasten o se rompan, los sistemas basados en tarjetas apenas requieren mantenimiento y deberían funcionar con fiabilidad durante muchos años. La mayoría de los hospitales utilizan algún tipo de sistema basado en tarjetas como método principal de acceso para el personal. Los sistemas son caros, pero ofrecen una forma eficaz de combinar varias funciones en un solo sistema.

 

Productos autónomos

El control de acceso basado en tarjetas es muy eficaz en las puertas de acceso principal; sin embargo, a menudo no es económicamente viable utilizar soluciones basadas en tarjetas para cubrir todas las zonas identificadas como de riesgo. Los gestores de instalaciones y propiedades necesitan poder proteger otras zonas con el mínimo trastorno y la flexibilidad necesaria para añadir más controles de acceso puerta por puerta. Una solución es instalar productos de control de accesos independientes, como cerraduras de botón para puertas. Las cerraduras pueden añadirse para proteger, por ejemplo, los armarios o las salas de tratamiento, de forma rápida y rentable, sin afectar al sistema de acceso principal.

Las cerraduras de pulsador se accionan mecánica o electrónicamente y pueden utilizarse como cerraduras principales en la mayoría de las puertas interiores y exteriores. También hay cerraduras de pulsador que pueden instalarse fácilmente en lugar de las cerraduras y llaves suministradas en taquillas, armarios y alacenas. En los hospitales hay muchas aplicaciones en las que se pueden utilizar estas cerraduras de pulsador. Un ejemplo es una mesilla de noche, donde un paciente puede guardar sus pertenencias de forma segura durante la noche. En el modo taquilla, el paciente introduce un código que se bloqueará y abrirá una sola vez, y luego se borrará. Si un paciente olvida su código, alguien del departamento de instalaciones o de patrimonio puede utilizar el código maestro de un técnico para abrir la taquilla. Otras aplicaciones son las taquillas del personal, los armarios de medicamentos y los carros.

 

Gestión de códigos de acceso

Los cambios periódicos de código garantizarán que las cerraduras de pulsador sigan siendo una solución eficaz para restringir el acceso, por ejemplo, cuando un miembro del personal se marcha. Los códigos también deben cambiarse siempre que se considere que la seguridad se ha visto comprometida. La mayoría de las cerraduras mecánicas de pulsador deben retirarse de la puerta para poder cambiar el código, lo que lleva entre 5 y 10 minutos. Los códigos de las cerraduras electrónicas de pulsador pueden cambiarse mientras la cerradura está en la puerta, lo que sólo lleva unos segundos.

En los hospitales, el acceso a determinadas zonas también depende de la hora, por lo que puede haber zonas que deban estar cerradas por la noche, pero a las que se deba poder acceder libremente durante el día. Puede tratarse de una sala de espera o de la entrada a un ambulatorio. Las cerraduras de pulsador tienen un modo "sin código", por el que un miembro del personal puede abrir la cerradura por la mañana introduciendo el código y luego poner la cerradura en modo "sin código" para que los pacientes y el personal puedan entrar y salir durante el día. Al final del día, el acceso a esa zona puede restringirse de nuevo.

 

Invertir en ahorrar tiempo

El coste de las cerraduras de pulsador dependerá de la funcionalidad y la calidad de fabricación. Una cerradura de pulsador mecánica básica puede costar más de 30 libras. Las cerraduras de pulsador electrónicas de gama alta cuestan varios cientos de libras. En cuanto a la relación calidad-precio a lo largo de la vida útil del producto, los responsables de las instalaciones deben tener en cuenta el coste del mantenimiento continuo. Por ejemplo, si en un hospital hay 50 cerraduras mecánicas de nivel básico, se tardará algo menos de 10 horas en actualizar todos los códigos, que pueden tener que cambiarse cada dos meses. Aunque la compra de una cerradura electrónica es más cara, los códigos pueden cambiarse en minutos sin tener que retirar la puerta, lo que ahorra mucho tiempo de mantenimiento.

 

El problema de las llaves

La principal ventaja de las cerraduras de pulsador es que evitan el uso de llaves. La gestión de llaves puede ser una de las principales preocupaciones de los gestores de instalaciones. Inevitablemente, las llaves se pierden o las roban, por lo que hay que emitir nuevas llaves y cambiar las cerraduras, lo que lleva tiempo y dinero gestionar a gran escala. Inevitablemente, siempre habrá algunas puertas en las que se requiera una cerradura y una llave para garantizar la seguridad, cerrando una puerta contra la entrada forzada; un ejemplo sería el acceso al alojamiento del personal, donde la entrega de llaves está restringida al residente.

 

Equilibrio entre coste y función

Los edificios de hospitales tienen necesidades complejas de control de accesos. La clave para implantar con éxito un control de accesos es encontrar un equilibrio entre coste y funcionalidad, logrando un entorno seguro que no impida a las personas realizar su trabajo dentro del edificio. Los responsables de las instalaciones deben evaluar los requisitos de acceso específicos de las distintas áreas del hospital e identificar la solución más rentable para cada aplicación. A la hora de considerar los costes, los gestores inmobiliarios deben tener en cuenta el capital, la instalación y los costes de mantenimiento, teniendo en cuenta que la modernización de los sistemas cableados puede acarrear importantes costes adicionales de instalación y redecoración.

En la práctica, la mayoría de los gestores de instalaciones y propiedades utilizan una combinación de los tres enfoques principales descritos aquí: sistemas basados en tarjetas para la supervisión y el control; cerraduras de pulsador por su flexibilidad, facilidad de uso y bajo coste; y llaves y cerraduras tradicionales en zonas donde sólo es necesario emitir un pequeño número de llaves.

 

 

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